domingo, 9 de mayo de 2010

EL DÍA DE RESACA


Aunque falten todavía unas horas para el final de nuestras fiestas, una cascada voz de pito, me hizo abandonar ayer la batalla antes de los esperado. Y es que uno, a veces no se puede castigar tanto, porque eso luego pasa factura, y más, y lo dañado es tu principal baza para poder a partir del lunes, que es de resaca para quien la tenga, retomar tu vida diaria, cotidiana y laboral.
Pero a pesar de ese pequeño traspiés, mis fiestas particulares, las puedo calificar de extraordinarias, principalmente por la convivencia de los dos grupos humanos en los cuáles me muevo y socializó normalmente.
Porque, la convivencia mostrada estos días, tanto por el grupo humano que formamos mi Hermandad, como la pandilla de amigos a la que tengo gusto de pertenecer, ha sido enorme y me llena de satisfacción.
Por un lado, el jueves al mediodía, mas de una treintena de hermanos, nos dimos cita en nuestra Caseta de la Vera+Cruz, para, por primera vez en la historia, disfrutar de una agradable tarde de Cruz de Mayo que nos llevó hasta casi la medianoche, y donde no faltó, el humor, el baile, la tertulia y sobre todo la amistad y la muy buena gente que nos visitó y nos acompaño durante toda la jornada.
Ya por la noche, el hermanamiento, dio paso al burraqueo, que en la caseta "Arreando", a la que pertenecen todos mis colegas, se formaba con el grupo flamenquito y posteriormente con el DJ que amenizó la noche hasta que en la tablá daban las claras del día.
El viernes amanecía como todos los viernes de la fiestas, con una resaca de "caballos", y a eso de las 14:30, nos dábamos cita en el Real una docena de colegas de siempre, que, catavino en mano, nos reunimos con la intención de no dejar vaso ni plato lleno recorriendo un montón de casetas del Real. Tarde, como siempre para recordar, donde las risas y las copas no pararon ni un sólo minuto. Ya por la noche, y como es tradición desde hace tres o cuatro años, mis colegas de Carmona, me hicieron la esperada visita, y tras festín en la caseta del Depósito y algunas que otras vueltecillas por el Real, nos apalancamos en "Arreando", donde "los Tumbaos", nos dieron un auténtico espectáculo con sus 16 mil vatios de sonido metidos una pequeña caseta y con un fin de fiesta donde el rock andaluz de Triana resonó en todos nuestros tímpanos y corazones haciéndonos vivir momentos inolvidable. Ya por la mañana, la ronquera hizo su aparición, y como torero por la puerta grande, salimos de la caseta buscando un chocolate con churros que era mano de Santo a las y pico de la mañana.....
Y para terminar unas fiestas que han sido más cortas de lo que me esperaba, un sábado futbolero, hizo de la tarde que está fuese tranquila, y a eso de las 12 de la noche, y voz se rompió del todo y mi cuerpo tuvo despedirse del Real hasta otro año, sin saber si seguirá en la Tablá, o en su nueva ubicación, y con la satisfacción de poder ver otro año más ese fantástico amanecer junto a los colegas de siempre a las faldas de la tablá.

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